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Ensayo: Cambridge Analytica



El internet...una herramienta indispensable para las sociedades contemporáneas que las ha convertido en ciudadanías digitales; concepto clave planteado para entender las funciones de los usuarios digitales y de las mismas plataformas.

¿Qué es un ciudadano digital? ¿Acaso basta ser un usuario en las redes para ser considerado como uno? Precisamente el concepto de ciudadanía digital puede ser definido desde varios enfoques. Primeramente desde la práctica y en segundo lugar, desde el discurso.

La ciudadanía en práctica indica por definición la realización de una acción. Es a partir de la participación por la que nos convertimos en ciudadanos. Las plataformas le permiten al usuario no solamente ser parte de, sino convertirse en el pionero de muchas acciones, opiniones, movimientos, etc. Es por eso que incluso términos como la democratización digital son una realidad. La participación es lo que convierte a una persona en un ciudadano. Lo increíble de las plataformas digitales, es que proporcionan una oportunidad de participación ilimitada.

Es ahí cuando un usuario se convierte en un ciudadano digital, cuando se le ha brindado la oportunidad de ser parte de una comunidad a través de la acción. Entonces, las ciudades digitales son comunidades conformadas por usuarios activamente partícipes del ejercicio de su opinión y acción.

Este concepto nos ayuda a comprender entonces a qué tipo de plataformas nos enfrentamos. Esa comunidad infinita a la cual pertenecemos se convierte en una realidad alterna, donde no solo somos nombres, fotografías y demás datos; nuestros datos conforman una persona de la cual cualquiera puede tener acceso.


¿Acaso un algoritmo puede conocer más las necesidades y deseos de sus ciudadanos que nuestros mismos amigos y conocidos? La mayoría de expertos en el área plantean que sí.

El caso de Cambridge Analytica es una prueba de la importancia de los datos digitales de los usuarios. El problema radica en que esa cualidad de importancia era un factor desconocido para los mismos usuarios. El poder del conocimiento de empresas digitales como GSR Global Science Research, Cambridge Analytica y Facebook, se beneficia enormemente de la ignorancia del usuario. Cabe destacar que esta ignorancia es impulsada por estas plataformas.


El alcance que tienen los datos personales trasciende más allá de beneficios económicos, sino que eventos de importancia internacional tal como las elecciones de los Estados Unidos. La verdadera incógnita se convierte entonces en plantear que si este escándalo no hubiese salido a la luz entonces la verdad nunca se hubiera sabido. ¿Cuántas realidades falsas hay en el mundo, en el país incluso?

En cuanto a la realidad de Honduras y los niveles de corrupción que hay en el país, la posibilidad de manipulación en situaciones como estas, es decir, de índole política, son más que posibles. La manipulación que implican las campañas políticas hondureñas va más allá de la publicidad, del marketing en los medios de comunicación. Las redes sociales permiten la perfecta manipulación mediática que en la mayoría de los casos pasa desapercibida. Las cuentas falsas creadas por los políticos hondureños son solamente la punta del iceberg del problema. El cambio de percepción que se puede catapultar en las masas por medio de redes sociales, hace que cuestionemos nuestras mismas decisiones. Estos hechos no son aislados, no son cosas que le pasan a otras personas, son cosas que nos pasan a nosotros mismos sin tener conciencia de ello. ¿Acaso toda decisión es verdaderamente nuestra? Es una duda que no cesará por los eventos ocurridos.

“El escándalo lleva al reposicionamiento, a una redistribución de los roles institucionales, incluso al cuestionamiento brutal de las relaciones establecidas…” (De Blic y Lemieux, 2005: 71).

El escándalo genera inevitablemente un cuestionamiento no solo de las instituciones, de los hechos, sino que también den nosotros mismos y nuestros ideales y decisiones.


Dejando esta incógnita abierta, para finalizar, considero que el problema planteado está muy claro. El usuario no es culpable de su ignorancia, sin embargo sí es responsable a partir de los conocimientos obtenidos hasta ahora. Los motivos de los poderosos son claros. Empresas y nombres grandes tal como Facebook son solamente una parte de la red de datos, solo son un proveedor más. Claramente esto los convierte en responsables de la seguridad de sus usuarios, la seguridad de sus preciados ciudadanos que han sido el motor del imperio financiero de esta y demás instituciones de este tipo.

Más allá de tomar responsabilidad, es implementar medidas efectivas que protejan a un usuario que todavía es lo suficientemente inocente como para comprender la escala de su influencia en su “realidad”, sea esta falsa o no.

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por Valeria Solís

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